jueves, 14 de junio de 2012

SERENDIPIDIA


Vincent van Gogh


Buscaba. ¡Cuánto más difícil es buscar en la inmensidad de la nada! ¡Y cuánto más decepcionante es buscar sin saber qué es lo que se busca! Ningún hallazgo entre trivial y más o menos interesante podía satisfacer esa carrera alocada, esa persecución incesante de un encuentro imposible. El que no sabe qué busca, nunca repara en lo que encuentra, pues nunca es eso lo que buscaba, y por ende nada lo contenta. Es la tautología de la pérdida eterna. Si hasta el alquimista, aun decepcionado por la falta de manifestación del elixir, sabe qué es lo que pretende descubrir. Pero él no, él no lo sabía, porque en verdad él no era el buscador, sino, el potencial hallado. Hay quienes creen ser perseguidores, pero en realidad son perseguidos. Cuando reparó que a él lo encontrarían tuvo su serendipidia, que es, precisamente, el hallazgo afortunado de lo que no se buscaba. Y, entonces, tendido bajo la Cruz del Sur, fue feliz.

Ricardo Tejerina / 2012