sábado, 29 de noviembre de 2014

PRÓLOGO PARA EL LIBRO DE LOS TALLERES XXV



Pensaba en la importancia del “taller”, ese lugar donde las cosas se transforman, se arreglan o se producen. Y pensaba en la relación entre el “taller” y la literatura...

Sabrán ustedes que el primer libro que salió de la imprenta de Gutenberg en el siglo XV –o sea del “taller” del impresor alemán– fue La Biblia (en realidad el primero fue el Misal de Constanza, pero asumiremos como primigenio al que la tradición oral y escrita le asigna ese privilegio). Y sabrán también que La Biblia nos dice que San José, el esposo de la Virgen María, era un carpintero que desarrollaba su tarea –justamente– en el “taller”, lugar éste donde el mismo Jesús moldeó su carácter y aprendió el oficio paterno. Ergo, el “taller” es el lugar donde acontece todo lo que dijimos al comienzo de estas líneas, pero también es el lugar donde ha de forjarse el ser, nada menos.

Y de eso se trata El Libro de los Talleres, de “ser escritor”. Esta prolífica colección de Editorial Dunken cuenta con el presente libro, orgullosos veintiséis volúmenes y un sinnúmero de obras y autores publicados. ¡Enhorabuena!

En los cientos de páginas acumuladas hasta la fecha han quedado indelebles poemas y relatos de aquellos que, siguiendo la huella de los grandes, le dieron un nuevo sentido a un verso colorido o nos sorprendieron con un final inesperado en un cuento imprescindible.

También, muchos colegas brindaron su testimonio con forma de prólogo; continuando así la senda inaugurada por María Granata –autora del prólogo del primer volumen– que por una sabia decisión editorial se replica en cada nueva edición, a manera de enseñanza perenne y sentido tributo.

Fíjense, entonces, cuánto encierra esta asociación de “taller” y literatura. Y cuánto podemos bucear en la continuidad de lo escrito y concluir que día tras día vamos a buscar al “taller” al que fuimos ayer, para salir convertidos en lo que somos hoy.

Les decía pues, que pensaba en la importancia del “taller”… Y vaya que la tiene, ¿no creen? 

Seguir honrando el arte y oficio de escribir, es la tarea.

RICARDO TEJERINA
Buenos Aires, octubre de 2014



lunes, 24 de noviembre de 2014

LILITHLA YA ANDA SUELTA

Rubens Ettomi y Ricardo Tejerina

Ayer, domingo 23, se presentó la nueva novela de Ricardo Tejerina, LILITHLA - La tentación tiene nombre de mujer (Dunken, 2014). Seguidores, fans y colegas colmaron el café literario del club 'J. J. Urquiza' de Caseros. La fiera está suelta.

Con gran marco la historia de la "primera mujer" conoció su bautismo público. Ya disponible, la nueva novela de Tejerina, espera seguir los pasos de la anterior propuesta del autor, El Carnaval del Diablo, que fue un éxito de "boca a boca".

En este thriller, el escritor argentino desarrolla una trama de intrigas, misterios y persecuciones en busca de la redención final. Pura ficción en un contexto de absoluta realidad. Locaciones, definiciones científicas y metafísicas, ritos y mitos le sirven al autor para darle carnadura a un relato convincente que a lo largo de sus páginas nos hace creer y convencernos de que existe una conflagración humana y divina que se debate entre nosotros.

En la mesa del café literario del Urquiza, Tejerina con su conocido tono analítico y reflexivo dijo: "Escribí esta novela pensando que el mundo debió haber sido mejor. Se me ocurre que si algo hubiera sido distinto en el origen, muchas cosas serían diferentes en la actualidad... ¿Cuál es el destino de una humanidad ganada por la crueldad y las miserias más terribles? Lilithla es un poco una metáfora del destino humano. Pero claro que también es una aventura que se propone entretener. No concibo la idea de una literatura que no resulte una compañía para el lector".

Con la impecable producción de la gestora cultural Isabel Noya y la participación del artista plástico Rubens Ettomi (ilustrador de tapa y contratapa del libro), la nueva propuesta de Editorial Dunken vio la luz. Lilithla está suelta. Enhorabuena.


viernes, 14 de noviembre de 2014

PRÓLOGO PARA ENTRELAZADOS


De pronto me he puesto a pensar en el sentido que tienen los recuerdos. Quise ahondar en esas figuras, en esas amalgamas retrospectivas que anidan en nuestra mente y en nuestro corazón. Hay recuerdos de distinto tipo, es cierto, también hay maneras de hacer emerger los que nos gratifican y dejar que se corran hasta lo recóndito aquellos que más nos lastiman y duelen. El tiempo suele ser nuestro aliado muchas veces: morigera las penas y en ocasiones hace que evoquemos como grandes gestas a pequeñas labores. ¡Y está bien! Nuestros recuerdos son parte de la construcción de nuestra identidad, tenemos el derecho de permitirnos algunas licencias, sin por ello dejar de ser veraces.

Pues, entonces, ahora que los autores de este libro me han distinguido (mucho más que generosamente) invitándome a prologar la primera edición de Entrelazados, yo me permitiré confiarles mis recuerdos de aquel día tan especial en que la Providencia empezó a tejer este feliz desenlace.

Se trata del 11 de mayo del año en curso. A sala desbordante, en la 39na Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, presentamos Letras del Face: compilación de cuento y poesía realizada con mano diestra por mi querida amiga y colega Marita Rodríguez-Cazaux, y que fuera publicada por Editorial Dunken dentro del programa de promoción y difusión de nuevos autores que la Casa lleva a cabo desde hace más de una década.

Ciertamente, Entrelazados surge de allí. ¡Enhorabuena! Pues, es la feliz coincidencia de un grupo de pujantes poetas y cuentistas que decidieron tomar el destino en sus propias manos, construir la senda por la que caminan, y poner en valor –y en libro– el fruto de su trabajo e inspiración que son sus obras.

Recuerdo la calidez de aquel encuentro, la luminosidad impecable de la Sala Victoria Ocampo (tal vez una de las más bellas de toda la Feria, ¿no creen?), el orgullo legítimo de cada autor, la felicidad en los rostros de familiares y amigos de cada uno de ellos, y la sencillez y armonía de todos los que hicieron posible aquella celebración…

Celebración, ¡tal cuál! Suelo decir cada vez que me toca presentar un libro que se trata de una celebración, y sé que aun reiterada, esa sincera costumbre no pierde su dulce sabor. Me gusta decirlo así, y me encanta mucho más cuando veo infinitos rostros que me devuelven un asentimiento cómplice con un gesto, una mirada, o una sonrisa. 

Y como de celebraciones hablamos, Entrelazados también lo es. A la destreza y competencias literarias, los autores aquí reunidos le han incorporado la capacidad de gestión. Se han organizado para hacer trascender sus producciones. Formaron un colectivo de sentidos y se volvieron pioneros de sí mismos. De por sí, eso ya constituye un logro singular.

Pero, esencialmente, este libro contiene cuentos y poemas que el lector hallará diseminados aleatoriamente entre las páginas y que ya forman parte de la continuidad histórica de lo escrito que acredita jóvenes cinco mil años. Del modo más sincero, me llena de satisfacción, pues sé que este libro buscará a sus compañeros: quizás viajará en una valija, o dormirá sobre una mesa de luz, o será testigo de un amor, o tal vez confidente de algún llanto. En buen romance, cumplirá con su destino.  Y está bien.

Quiero terminar estas líneas introductorias como empecé, recordando, pero de otro modo. Bioy Casares decía que el propósito fundamental de la profesión de escritor es contar cuentos; por su parte Borges señalaba que la poesía ante todo debía emocionar; no falto a la verdad si les adelanto que aquí, ambas premisas están cumplidas.

RICARDO TEJERINA
Buenos Aires, septiembre de 2013


sábado, 8 de noviembre de 2014

LES PRESENTO A LILITHLA



Llega la nueva novela de Ricardo Tejerina. Como con El Carnaval del Diablo, Editorial Dunken vuelve a confiar en el autor publicándolo dentro de su catálogo institucional. Aquí el avance de una historia que mixtura la aventura y el enigma mítico.

Por estos días se estará presentando mi nueva novela, Lilithla – La tentación tiene nombre de mujer. Por avatares del destino y de las decisiones editoriales, se publica dos años después de El Carnaval del Diablo (Editorial Dunken, 2012), que –por cierto– fue escrita posteriormente.

Me gustaría en esta habitual columna cultural, compartir con todos ustedes algunos pormenores de la obra, puesto que me parece interesante poder contar lo que hay entre bambalinas de una novela, las motivaciones para escribirla, las fuentes consultadas, los propósitos, y otras cuestiones que también hacen al texto, aunque generalmente pasan inadvertidas.

“Lilithla” es lo que podríamos denominar un thriller. Una aventura, que incluye misterios, persecuciones, enigmas, traiciones e incertidumbres de los personajes. Pero, detrás de ese frenetismo aventurero subyace una aproximación a aspectos metafísicos, religiosos y míticos. De hecho, la novela está basada en un mito de larga tradición, el de Lilith, que según esos relatos de condición sagrada o apócrifa según se miren, fue la primera mujer. Es decir, que partimos de la idea que en la Creación hubo una presencia femenina que antecedió a la Eva bíblica. 

Este contexto que envuelve a la novela fue muy bien advertido y descripto en el prólogo por mi estimado colega Julio Carreras (escritor y periodista oriundo de Santiago del Estero). Julio, tuvo la deferencia de prologar esta edición, y su aporte resulta tan valioso, que sinceramente les pido a aquellos que se adentren en el texto que no lo hagan sin leer primero las palabras del prologuista. No encuentro un mejor introito que el que Carreras ha tenido la gentileza de hacer a mi pedido, ya que brinda un conjunto de datos y saberes propios de un estudioso –como en verdad lo es– de cuestiones trascendentales profundas y de antiguos y asombrosos arcanos.

Volviendo a la novela, les comento que comencé a escribirla en 2009. El descubrimiento de los misterios que rodeaban a Lilith me llevó a urdir una trama que rescataba el mito tradicional, pero que a su vez lo transportaba a la actualidad. Imaginé que aquella Lilith invisibilizada por la historia sacra, bien podía tener el derecho de reclamar su lugar, y que su negación pudo implicar una original conspiración que derivaría en una actual conflagración. De allí surgió la frase utilizada en la promoción: “La batalla final entre el Cielo y la Tierra se librará entre nosotros”. 

Pero, ¿por qué una batalla?, y ¿por qué entre el Cielo y la Tierra? Ocurre que Lilith fue –según el relato mítico– la primera mujer de Adán. Fantástica y rebelde, la digna Lilith nunca aceptó la dominación ni la supremacía del hombre. En términos contemporáneos, podríamos asegurar que Lilith fue, entonces, la feminista fundacional. Borrada de la historia sagrada, se la vinculó pues con el demonio, y son innumerables las menciones que la definen como vampiresa o demonio femenino, lasciva, cruel y reina de los territorios oscuros. 

Al rescate de esa Lilith, va pues esta novela. Siempre consideré la lógica consecuencial: ésa que hace que el mundo se mueva por causas y efectos. Un pequeño cambio, una sutil alteración y todo puede ser modificado radicalmente. ¿Pudo, entonces, haber otra humanidad? ¿Habría una chance de cambiar el mundo si reparásemos lo que se rompió en el origen? He allí las preguntas que motivaron esta propuesta. 

La trama llevará a conocer el derrotero de la protagonista, desde su nacimiento hasta la fascinación, a la que he decidido llamar “Lilithla” como tributo a la Lilith original y el agregado del artículo femenino “la” al final, como condición de género.

Aparecerán en los sucesivos capítulos (cincuenta, más prefacio y epílogo) ángeles y demonios, más hombres y mujeres de carne y hueso dispuestos a correr todo tipo de riesgos y contra reloj, para cumplir sus cometidos. La historia transcurrirá en diferentes locaciones, muchas de ellas reales, verosímiles y perfectamente reconocibles, y otras ideales y fantásticas. No obstante, la mayoría de las explicaciones, exposiciones y conjeturas, tienen mucho de rigor verídico y aquéllas que no, sólo están separadas por una delgada línea que torna difuso el discernimiento.

El propósito de esta novela, es divulgar (un poco) y entretener (bastante más). Allende algunas otras pretensiones, sinceramente creo que la literatura contemporánea no debe soslayar la idea de convocar al lector desde un lugar llano y proponerle un relato que haga volar su fantasía y –de ser posible– le dispare unos cuantos interrogantes, merced a un convite digno.

Les confieso que he disfrutado escribiendo Lilithla, por lo que espero que los lectores puedan también acercase a ella con ese fin. Esta suerte de confesión de autor es un poco una devolución anticipada a todos aquellos a los que les despierte curiosidad el tema de esta novela, que mucho tiene que ver con la búsqueda de la redención y de hallar –por fin– el propio destino. Aprecio, sinceramente, la posibilidad de poder comentar sin intermediarios los pormenores del texto y a la vez por esta vía poder invitarlos humildemente a su lectura. 

No podría concluir estas líneas sin agradecer a los muchos que hicieron posible este nuevo lanzamiento: a todos muchas gracias.

Sólo me resta ver partir a Lilithla y dejarla libre, como ella siempre lo quiso.

Hasta la próxima mirada.
El Ojo Críptico