miércoles, 30 de julio de 2014

1939 - 1945

Edvard Munch

Las horas caen entre la arena del reloj,
irremediables.
La tierra baldía no sepulta cadáveres
y la sinrazón del tirano es ley y moneda.
El honor se incinera con cada cuerpo
o duerme su ignominia en una cámara de gas.
En la guarida del lobo
el monstruo ensaya el rictus final.

Ricardo Tejerina


jueves, 24 de julio de 2014

TE CONFIESA LA PIEL

Man Ray

Me bebí tu historia
sin comas ni puntos.
Pero… no creí tus signos
ni me conmovieron
las metáforas.
Sin velos ni antifaces
te confiesa la piel.
Pude leer sobre tu cuerpo
las palabras más crueles
escritas con la letra de otro.


Ricardo Tejerina


miércoles, 23 de julio de 2014

RESPIRARÉ TU ALIENTO

Gustav Klimt

Donde mueren las palabras he de ir
o donde las águilas y los cóndores.
Tal vez donde el cielo cede y se abre
o quizás más allá del alto valle
he de ir.
Caminaré entre las sombras
o entre los vivos
que todos los días mueren de a poco
y descenderé sin detenerme
pues sin buscarte, te hallaré.
Respiraré tu aliento
para sostener así mi vida.
Dejaré mi desconsuelo en tu regazo
y tú podrás pedirme más
con mi alma entre tus manos.


Ricardo Tejerina

martes, 22 de julio de 2014

SIN DESTINO

Edvard Munch

Te rebusco en el fondo de la copa
y no hallo más que jirones de ilusiones.
Empino el trago y sabe amargo
como la hiel, como el musgo del pantano.
El cielo clama por justicia
y se tiñe de rojos azulados.
Desde el fondo del averno se oyen gritos
que trasiegan el martirio sempiterno.
No hay mañana en el juego de las lágrimas
ni perdón, que antes olvido no haya sido.
Vuelve, entonces, por la senda el peregrino,
asumiendo que su suerte ya está echada,
pues el oráculo lo advierte sin destino.


Ricardo Tejerina

miércoles, 9 de julio de 2014

ACTUAL TENDENCIA LITERARIA: EL MICRORRELATO


El microrrelato es la narración breve (o muy breve) que tiene la capacidad de poder contar una historia con sentido con sólo un puñado de palabras o, incluso, en un solo párrafo. Esta tendencia literaria ha crecido de la mano de Internet y las redes sociales. En esta entrega compartimos con nuestros lectores algunos microrrelatos del autor que sirven como ejemplos del concepto definido. 


ACERCA DE LOS MICRORRELATOS

He escogido esto cuatro microrrelatos para compartir en esta columna. Son muy diferentes entre sí: el primero es el más extenso (aunque narrado en un solo párrafo). Está basado en la idea de la vida artificial y tributa a los cuentos de Eduardo Holmberg, “Haracio Kalibang o los autómatas” y al de Leopoldo Lugones, “Yzur”. Personalmente, quiero mucho a este texto, me parece que con él he logrado fielmente lo que quería decir a través de este género.
El segundo microrrelato es una narración intimista y psicológica. Puede resultar intimidante y abrumadora. Ha sido publicada en muchas plataformas distintas y siempre causó un efecto muy fuerte en los lectores. Es muy breve y creo que alcanza su cometido.
La tercera obra es una construcción clásica del género, una suerte de cuento reducido a su mínima expresión. Es decir, al párrafo en que todo sucede de una buena vez. Me agradan los sentidos de este texto. Lo siento ecuménico, místico y espiritual.
Finalmente, el cuarto y último, es el más reciente que escribí. Si no fuera que tiene una historia dentro, sería sólo una reflexión… pero no, hay un hecho, y de eso se trata todo esto.  

MI HORACIO, O LA CONTEMPLACIÓN (2013)

Me quedaba mirándolo por largo tiempo, confiaba en que la sola contemplación le proporcionaría el halo de vida que necesitaba. Su apariencia era humana, aunque tenía un porte más pequeño. Sin embargo, eso no lo hacía verse disminuido, era –simplemente– la reproducción mimética de un ser humano, pero a escala… un “hombrecito”, podría decirse. Su rostro era agradable y tenía un talle enjuto; sentado en la silla con las piernas cruzadas, adquiría cierto charme. Pensé que sería un buen compañero: hábil interlocutor, cómplice y confidente. El contacto con sus manos no me demostraba frialdad, por el contrario, estoy seguro de que la calidez de su temperatura me convenció muchas veces respecto de su voluntad de vivir (o de mí voluntad y de la transferencia hacia él). Tal vez por eso no renuncié al proyecto a pesar de la falta de resultados, y tal vez también porque sus ojos –de una coloración azulina intensa– me permitían acceder a lo recóndito, a los dominios espirituales, a la morada del alma. Claro está, si es que Horacio (le puse ese nombre por “Horacio Kalibang”, el autómata) podía tener una. Digo más, incluso: si fuera posible que un no nacido la tuviera, en ese caso yo creo haberla advertido; y si no fue así, habrá sido sólo el desvarío de un viejo y su némesis. A fin de cuentas, ¿a quién le importa? He esperado en vano alguna reciprocidad, alguna demostración de su parte, incluso una limosna de certidumbre trascendente, pero nunca ocurrió. Recordé que el mismísimo Miguel Ángel golpeó la rodilla del Moisés de mármol y lo inquirió al grito de: “¿Por qué no me hablas?”; también Lugones fantaseó con poder hacer hablar al mono Yzur (no era más que un cuento, lo sé, y tampoco era Lugones el que fantaseaba, era su personaje, también lo sé). De hecho, como otro eslabón de esa infausta cadena, Horacio, mi Horacio, jamás abandonó su estado inerte, jamás me dispensó su aliento… Pero, en el instante postrero, en el preciso momento en que yo cerré mis ojos para no volverlos a abrir, fue él quien no dejó de contemplarme, esperando vanamente devolverme ese mismo halo de vida, que al filo de la madrugada, se me había escapado.

LOS ROSTROS (2011)

De pronto, los rostros de las personas me surgen sin identidad. Como el de los caballos, las ovejas o los peces. ¿Quién puede distinguirlos? Deambular entre desconocidos es una experiencia extrema, hacerlo entre fisonomías sin diferencias es aterrador. Me siento distinto entre los iguales y eso me compromete. Quisiera encontrar la manera de ocultarme entre aquellos sin distingos. Aplacar de tal modo la voracidad de las miradas que me indagan y los grotescos ademanes que me provocan. Sé que renunciar a ser es una manifestación de cobardía. Tal vez por ello, no ceda, entonces, a la tentación de evitarme dificultades. Quizás no sea ésa mi naturaleza. Después de todo: el mundo sólo recuerda a los rostros diferentes. 

EL CAMINANTE (2011)

El hombre caminaba hacia su destino con las manos en los bolsillos y la mirada gacha. Un pesado abrigo y una enmarañada bufanda lo protegían con cierto éxito de la gélida ventisca. A su alrededor lo cercaban las sombras espectrales de edificios sin tiempo. La guadaña lo esperaba cansina, al otro lado de la última calle. De súbito el caminante modificó su rumbo. Y sin saberlo, cambió la seguridad de la muerte por la continuidad de una vida errante.

PUTA VIDA (2014)

"En cien años estaremos todos muertos", le dijo el tipo al mundo, por más que lo escucharon no más de dos o tres. Y tenía razón. Luego, sacó un par de billetes y se llevó a la morocha para el cuarto. La vida es un sinsentido entre filosofía y sexo.

Hasta la próxima mirada.
El Ojo Críptico

lunes, 7 de julio de 2014

ANTES DEL ABISMO

Edvard Munch

Antes del abismo me perderé en tu mirada,
sin rumbo vagaré por tu cuerpo,
dejaré mi hastío colgado en el armario
y buscaré en tus ojos la virtud y la alborada.

Antes del abismo te propondré un trato,
tú, rescatarás un deseo
 yo, desecharé un recuerdo
en el límite del dolor, nos estrecharemos las manos.

Antes del abismo beberemos la hiel,
sentiremos su amargura
y diremos: ¡Ya basta!
Luego, sin temores, cambiaremos la piel.

Antes del abismo apagaremos la hoguera,
tú, te volverás cenizas
yo, te arrastraré como viento
y al caer la noche, terminará la condena.


Ricardo Tejerina