miércoles, 8 de junio de 2011

EL CAMINANTE

Juan Carlos Castagnino

El hombre caminaba hacia su destino con las manos en los bolsillos y la mirada gacha. Un pesado abrigo y una enmarañada bufanda lo protegían con cierto éxito de la gélida ventisca. A su alrededor lo cercaban las sombras espectrales de edificios sin tiempo. La guadaña lo esperaba cansina, al otro lado de la última calle. De súbito el caminante modificó su rumbo. Y sin saberlo, cambió la seguridad de la muerte por la continuidad de una vida errante.

Ricardo Tejerina / 2011