lunes, 13 de junio de 2011

EL HOMENAJE AL ESCRITOR

Sábat


A los escritores, en su día.

En un pueblo perdido del sur de la provincia de Buenos Aires un grupo de parroquianos –junto a las autoridades comunales– decidieron agasajar al escritor lugareño ofrendándole una plaqueta conmemorativa en el día del escritor. A falta de mayor ingenio, en ella grabaron solamente el título de la obra más difundida de este  buen hombre dedicado a las letras (de la que llegó a vender 16 ejemplares a fines de 1965) y se ocuparon de que fuera realizada en un  material noble, acorde con la ocasión. La suerte resultó esquiva porque el escritor falleció sin previo aviso justo el día del homenaje. Luego de arduas deliberaciones, la comisión de vecinos decidió por unanimidad incorporar la placa a la lápida testimonial, para que acompañase el definitivo descanso del difunto polígrafo. De tal modo, los transeúntes del camposanto aún hoy pueden leer: “Aquí yace Marcial Epaminondas”, y debajo, en la placa de bronce agregada: “He estado en lugares mejores”. Casi una confesión…

Ricardo Tejerina / 2011