Ricardo Tejerina |
COMENTARIO: la soledad de una caña en un muelle de pesca cualquiera de la Costa Atlántica me invitó a una suerte de reflexión ontológica. La inmensidad natural, las fuerzas vivas del universo, los sonidos rumorosos del mar calmo, me llevaron al convencimiento de que estamos para ser parte de todos esos misterios.