sábado, 18 de agosto de 2012

CINE DEBATE: PRESENTAMOS LITTLE ASHES. LORCA, DALÍ, BUÑUEL.

Cine debate en el marco de Las 12 lunas de Federico,
proyectamos Little Ashes y Caseros vibró.

El pasado 4 de agosto reinauguramos en el Salón de Artes Visuales de la Dirección de Cultura de la Municipalidad de Tres de Febrero Las 12 lunas de Federico. Nuevamente el ángel de Federico García Lorca impregna a Caseros. 

Subiendo la apuesta del año anterior, sumamos a la muestra pictórico-poética (que realicé con el artista plástico José Curia), la inclusión de una jornada de cine debate a través de la proyección del film de Paul Morrison Little Ashes (2008).

El público nos acompañó nuevamente en gran número y aprobó la propuesta con un cerrado y sostenido aplauso a la película que aborda sin concesiones estéticas e históricas buena parte de la vida de Federico, Dalí y Buñuel.

Como en otras ocasiones moderé el debate, pero en esta oportunidad asumo que la emoción me ganó en varios pasajes, puesto que es bien conocido que considero que FGL es el artista completo... y cuánta falta le hace al arte y a la humanidad alguien que, como él, todo lo que hizo, lo hizo para la libertad. 

RT
Para más información:



Oda a Federico García Lorca
de Ricardo Tejerina

¡Oh, pequeño Federico!
A por ellos tú irás.
Acaso lo hagas,
sin portar puñal.
Mi niño andaluz,
mi bien de cuidar.
Tu palabra es más bella
que la flor de azahar.

Has crecido hermoso.
Belleza voraz.
Bajas por el río,
te siento llegar.
Niño de Granada,
mi bien de cuidar.
A naranjo en flor huele,
tu alma de juglar.

Cabello revuelto
al viento entregáis.
Me miráis inquieto,
te obstina tu afán.
Chaval español,
mi bien de cuidar.
Dadme dos cuartillas,
calma mi penar.

Mujer, ¿qué sucede?
No debéis llorar.
Mi luna está lejos,
ven junto al rosal.

Toma pues mi mano,
pronto he de marchar.
Caminos al alba
habré de tomar.

Conoceré ciudades.
El mar surcaré.
A la tierra yerma,
esperanza daré.
Ataviado de júbilo
habré de encontrar,
lugar peregrino
en que mi canto dejar.

Vaya pues mi niño,
loquillo de atar.
Lloraré tu ausencia,
tejiendo al telar.
¡Ay, mujer llorosa!
¡Qué me hacéis temblar!
A mi vuelta, juro,
tu suerte trocar.

Obrero del verbo,
del pueblo venís.
Tu voz cala hondo,
en pecho juvenil.
La sed del sediento,
es sed de saber;
sólo así, el desierto,
se vuelve vergel.

Versos del Romancero
con fama vendrán.
Agigantan tu nombre
de poeta genial.
La Barraca acostumbra
a la luna esquivar;
pero la noche urde trampas
a la libertad.

La dama del Plata
prendada de ti,
se viste de gala,
rojo carmesí.
En calle empedrada,
bajo luz de farol,
cela a la Granada
del sur español.

La luna de enero
me trajo hasta aquí,
la luna de agosto
se torna rubí.
Penares muy grandes
vuelven sobre mí.
Sangre inocente tiñe
al Guadalquivir.

Del lado del pueblo,
corazón popular,
a la causa justa
regresa el juglar.
Su luna lo aguarda.
Mortaja fatal.
Rugen los fusiles
de Valdés Guzmán.

¡Qué ilusa la muerte!
Cree poder ganar,
echando a la fosa
al poeta sin par.
Y, aunque no haya flores
bajo el cielo estelar,
se yergue Federico,
el hombre, inmortal.