sábado, 12 de febrero de 2011

"ES CULTURAL"


"Los libros son tuyos", Hernán Invernizzi, Editorial Eudeba

En muchas ocasiones, cuando nos referimos a comportamientos, modos de interpretar la realidad, formas de comunicación, cuestiones relativas a desenvolvimientos sociales, etc., logramos sintetizar desarrollos más profundos valiéndonos de una sola frase de apenas dos palabras: “Es cultural”.
De hecho, la brevísima definición suele resultar apropiada, porque la cultura es, en sí, todo eso y más, en tanto construcción de sentido. Pero, también hay otras formas abyectas que no son cultura sino la enajenación de ella. Recuerdo que en una oportunidad me consultaron acerca de si me preocupaba la política; respondí: "Me preocupa la cuestión cultural, porque es la que define la realidad social y política de un país. Las sociedades responden social y políticamente de acuerdo a sus referencias culturales. Por ello, es tan importante la consolidación de una cultura que construya legitimidad, integración y vida, pues sólo de la buena siembra cosecharemos el fruto que todos necesitamos".
Lo dicho no obedece a exaltar una idea propia como si fuera una máxima con destino de bronce, sino que viene a cuento porque al leer el prólogo que escribiera Diana Maffía para el libro de Hernán Invernizzi “Los libros son tuyos”. Políticos, académicos y militares: La dictadura en Eudeba, me sentí mucho más conforme y convencido de la definición brindada otrora por mí, a boca de jarro.
 La ex Defensora Adjunta del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires impulsó durante su gestión (1998/2003) un proyecto que se denominó: “Represión y cultura”. El libro de Invernizzi es continuidad del mismo y da cuenta de la acción interventora de la última dictadura en la editorial de la Universidad de Buenos Aires, Eudeba, que fuera fundada en tiempos del presidente Arturo Frondizi y que llegaría a ser la mayor editorial de habla hispana.
En la Alemania nazi uno de los símbolos de la macabra ideología fue la incineración de libros de Berlín ocurrida en mayo de 1933, en tanto que el horror en toda su dimensión ha sido el Holocausto mismo. En la Argentina, lo propio fue el terrorismo de Estado y la destrucción de gran parte del fondo editorial de Eudeba. En distintos tiempos y espacios, unos y otros son ejemplos de similares procedimientos que remedan la misma barbarie.
Las dictaduras y los totalitarismos siempre van por el genocidio, que es el exterminio del propio pueblo, y por el etnocidio, que es la aniquilación de la cultura de dicho pueblo. Diana Maffía así se refería al analizar la dictadura del ´76 al ´83: “(…) hubo un plan sistemático de represión cultural sustentando el golpe de Estado. Que a pesar de perseguir tanto el materialismo, la dictadura procedía haciendo desparecer el soporte material de las ideas (intelectuales, artistas, libros, obras de arte) como si con ello, mágicamente, las ideas no tuvieran donde encarnarse”.
Como habrán visto, toda acción del hombre confluye en la cultura o en su negación. Por ello que cultura es diversidad, pluralidad y tolerancia de esas diferencias, porque, en tanto construcción humana, puede adoptar infinitas formas o tomar diferentes rumbos. Pero, atención, la ausencia de cultura es el propósito de la barbarie, la que intenta por todos los medios la completa destrucción para desertizar la voluntad social y anular el pensamiento crítico.
Confío que en adelante cuando al referirnos a las múltiples cosas que ayuda a definir digamos: “Es cultural”, hagamos pues una renovada apuesta por la vida, la democracia y la paz, dado que ésas son y deben ser las referencias inequívocas de nuestra propia cultura.

Ricardo Tejerina / 2011