Caspar D. Friedrich
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En la ruta de los peregrinos, al final del camino de piedras, y dentro de las entrañas mismas de la roca grande, el más poderoso de todos los hombres construyó su lugar en el mundo. Los memoriosos recuerdan la crueldad de sus actos y la violencia de sus acciones. En esas tierras escarpadas y agrestes la piedad nunca fue conocida, y de haberlo sido tampoco la hubieran practicado. Por la ladera de la montaña surcada por el río Bravo, se derrama un llanto irredento teñido de sangre. Curiosamente, la noche trae rumores que presagian una última celebración. Allende la pira funeraria dos jóvenes se rehúsan a tributar al líder muerto. El fuego consume el cadáver del puto amo al abrigo de la madrugada. Al alba, asoma la libertad.
Ricardo Tejerina / 2012