viernes, 19 de septiembre de 2014

CONFESIÓN DE PARTE

Edvard Munch

Te robo las palabras de tu boca
con un beso lascivo, penetrante.
Me apodero de tus huesos y tu carne
probando, así, el sabor del aquelarre.

Enredado en palabras que te nombran
me revuelco entre sábanas manchadas.
La sangre llega al río y tiñe el alba
cuando el dolor sucumbe ante el mañana.

Sin alma vago por el camposanto
a sabiendas que es dominio de la nada.
Y allí reza el hombre sin sus sueños,
trasegado el rostro con sus lágrimas.

Me empodero de ti y te blasfemo
un minuto antes de echarte de mi mente,
revolviendo la tumba, penitente,
hallo allí al hombre que fui y te dio muerte.


Ricardo Tejerina