sábado, 1 de enero de 2011

ABRIL ES EL MES MÁS CRUEL...

T. S. Eliot
Con el verso del título (cortado por mí antojadizamente y de acuerdo con la traducción más acertada) comienza el poema emblema del siglo XX en lengua inglesa: La Tierra Baldía. Su autor es el Premio Nobel de Literatura de 1948 Thomas Stearns Eliot.
Nacido en Estados Unidos en 1888, T. S. Eliot emigró a Gran Bretaña con menos de 30 años de edad y al poco tiempo adquirió la ciudadanía del Imperio. Su obra está influida por esa doble condición de americano de nacimiento y europeo por adopción. Él mismo solía hacer hincapié en esa combinación de azar y voluntad.
Pero lo curioso de este formidable escritor son sus múltiples ocupaciones además de la literatura. Se lo puede encontrar como fundador de revistas, directivo editorial, doctor en filosofía, fugaz maestro de idiomas y hasta empleado del Lloyd’s Bank, tradicional casa bancaria con sede londinense, en la cual se desempeñó por varios años.
Volviendo a su consagrado poema, recuerdo aún la opresión que sentí la primera vez que tomé contacto con la obra. Si la poesía –tal como sostenía Borges–, por sobre todas las cosas, debe emocionar, no falto a la verdad al decir que: The Waste Land  (La Tierra Baldía) lo consigue con creces. La primera de las cinco partes del extenso poema de 433 versos es “El entierro de los muertos”; por ello, “abril es el mes más cruel” porque pretende engendrar vida a partir de lo muerto. Es ésta, una alegoría estacional dada la primavera del hemisferio norte que sucede al gélido invierno polar, cuya nieve inmaculada brindase blanca sepultura a todo lo que haya quedado por debajo. 
Eliot también se caracterizó por su calificado círculo de amistades. Se le reconocen sólidas relaciones e influencias de ilustres personalidades como ser: Bertrand Russell, Ezra Pound, Virginia Wolf y James Joyce, entre otros. De allí que no extrañe en absoluto su categoría de vanguardista y revolucionario del universo literario y cultural de su época.
Como datos pintorescos de su vasta obra, cabe mencionar el aspecto satírico de buena parte de la misma. El libro de los gatos habilidosos, por caso, base de la reconocida comedia musical Cats, de Andrew Lloyd Webber, es obra de T. S. Eliot. Sin embargo no es sino cuando atraviesa lo oscuro, lo denso y lo profundo, sumergido en hondas cavilaciones espirituales, religiosas, éticas y estéticas, que alcanza su máxima potencia expresiva. Asesinato en la catedral, Miércoles de Ceniza y Cuatro Cuartetos, por citar sólo algunas obras de distintos géneros, dan prueba de ello.
 Este Caballero de la Orden del Mérito dejó de existir el 4 de enero de 1965 –a la edad de 76 años– producto de un enfisema pulmonar. A su pedido, sus cenizas fueron esparcidas en East Coker (GB), lugar desde donde partieron sus antepasados hacia los Estados Unidos.
Hasta en el final, Eliot quiso mantener perenne el símbolo de su doble pertenencia, siempre junto a la síntesis que la vida forma con la muerte y que, según los casos, puede ser más o menos cruel.


Ricardo Tejerina / 2010